miércoles, 22 de septiembre de 2010

CONSTERNACIÓN Y DESCONSUELO

Es una gran masa asestando contra mi cuerpo, en un puñal atravesando mi pecho, es una prensa reduciendo mi estómago, es dolor, y sufrimiento, y pena, y desasosiego, y desesperación, ira, vergüenza, confusión, desalme, vacío que te absorbe, de adentro para afuera, y desde adentro algo te consume dolorosamente, te quema, te aprieta, te arde, te mata, te estruja las entrañas, te carcome las paredes de los órganos, la sangre hierve y hela al mismo tiempo, el cerebro se dilata, golpea contra las paredes del cráneo, la garganta se desgarra con el grito una, y otra, y otra vez. ¿Es tristeza? ¿Es ira? ¿Es dolor? ¿Es desesperación? ¿Es nostalgia? ¿Es humillación? ¿Es duda, indecisión? ¿Es sufrimiento? ¿Es que algo falta? ¿Alguien? ¿Es la muerte? ¿O acaso la vida? ¿Cómo es que algo que no conoces, no comprendes, no sorteas, no aciertas en descifrar, puede doler de esta manera, al punto de secarse los ojos de lágrimas, al punto de lastimar las rodillas al piso, al punto de sangrar los puños contra la madera, la cabeza contra la pared, la garganta contra el grito, el alma contra la oscuridad? ¿Cómo es que duele tanto si no sabes qué duele? ¿Y cómo es que te odias tanto por no saber?

Por Mara Y. Martinez, 21 de septiembre de 2010

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