Papel y pluma. Con pluma por voz, y papel por oído. Y papel que no es pluma, sólo oído, entonces confío en que no dirá todo aquello que escucha, entonces hablo por la pluma y le digo al papel lo que nadie oye, lo que nadie, confío, oirá.
Pero aparece el trazo, la palabra, que es voz, pero no pluma, sino voz, alta, fuerte, clara, universal, y la siento mi cuerpo desnudo, para que todos lo observen y se eduquen de él. Traicionera palabra, que divulga mis secretos de pluma y de papel, que es oído y no es pluma, no es voz, pero si lo es la palabra, que es tinta, que es lágrima, que es dolor.
Por Mara Y. Martinez. Octubre 2010
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