lunes, 3 de mayo de 2010

Rayuela 1963

Juego extraño cómo la rayuela, sin utilidad alguna más que dejarte en ridículo cuando te olvidabas de saltear la piedrita. Y siempre que la tirabas la piedrita caía en el cielo y tenías que volver a tirarla. No me explico aún (pues no lo he terminado) cómo semejante libro cómo RAYUELA de Julio Cortázar puede llevar su nombre. Quizás porque ellos también saltan piedritas para llegar al cielo (ahora que lo escucho por dentro tan explícitamente entiendo que este juego tiene importantes connotaciones religiosas... ya me estoy yendo por las ramas). Sin embargo se nota la utilidad de este libro en la mismísima primera página del mismísimo primer capítulo, dónde el autor a acertado en resumir en sólo media oración cómo toda nuestra vida debería y no debería ser:

"(...) sonreía sin sorpresa, convencida como yo de que un encuentro casual era lo menos casual en nuestras vidas, y que la gente que se da citas precisas es la misma que necesita papel rayado para escribirse o que aprieta desde abajo el tubo de dentífrico."

Genialidad organizada según el alfabeto, filosofía de vida en papel. Déjate manejar por el destino, aunque la letra te salga torcida. Un grande.

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